lunes, 1 de junio de 2015

Lo siento

Te ofendí con mis palabras y ni me di cuenta
cuando al fin me lo confesaste me quedé con la boca abierta.
En ese instante tuve muchísimo miedo de perderte.
Me aterrorizó pensar que no podría volver a verte.
Juro que no fue mi intención dañarte,
tampoco quería, por nada del mundo, lastimarte.
Tú, con todo el derecho, estabas enfadado
y aún así, lograste echarlo a un lado.
Y ya acabando esta carta de perdón concluyo
que tú, mi niño, por mí hundiste tu orgullo
y sacando fuerzas de algún lado me hiciste reír.
Lo hiciste sólo por verme feliz.
De verdad que no te miento
cuando te digo: ¡cuánto lo siento!

No hay comentarios:

Publicar un comentario