Me hallaba en una oscura habitación de piedra húmeda.Al entrar en
ella,me sorprendí del calor que desprendía, a pesar del frío ambiente
que mi imaginación se había esperado. Intenté dar la vuelta para alejarme de aquel horno, pero fue imposible:la puerta se había
evaporado.
Con gran pesar, volví mi vista hacia el cuarto.La visión que se reflejaba ante mí me heló la sangre:
Había un grupo de niños, de ambos sexos y varias edades ; no parecían estar respirando.
Los observé de cerca y descubrí que efectivamente la mayoría no daba
señales de vida, excepto unos tres o cuatro, que miraban al horizonte
con terror. Tenían la piel pálida,como si nunca hubieran entrado en
contacto con el sol.Sus cuerpos eran puros esqueletos.Sentía pena y
náuseas por ellos. ¿Pena? Está claro.¿Náuseas? porque nunca me ha
gustado contemplar huesos envueltos en piel.
Al repasarlos visualmente observé dos cosas que me llamaron la atención: La
primera era que todos estaban acompañados de lo que parecían ardillas
,vivas y muertas.Jamás pude entender ese detalle.
La segunda, fue que todos tenían en el dedo grapada una especie de etiqueta con un número o un código, como si se trataran de cadáveres o de vacas.
¿Quién era el responsable de semejante locura? No lo sabía con
certeza, o es que en realidad no me armé del suficiente valor para
averiguarlo.
Volví a mirarlos por tercera vez, y mi mirada se posó en uno de ellos,
el más mayor. Era igual de pálido y delgado que el resto, pero en él
pude percibir algo que en los demás no: unas inmensas ojeras que me
hicieron creer que este niño jamás había visto una cama. No pude evitar
compararlo irónicamente con algún personaje de las películas de Tim
Burton.
Estaba tan preocupado por la salud de ese crío que no oí que empezaba a
hablar., Su voz sonaba tranquila y segura de sí misma, dejándome claro que alguien le había lavado el cerebro. Decía:
_La Sombra nos protege,nos ayuda, nos alimenta, nos ha salvado. Muchos
de mis hermanos han muerto, pero hoy la Sombra me traerá uno nuevo, uno
fuerte.No volveré a estar solo.
¿La Sombra? Estaba claro que debía de ser el apodo de algún enfermo
mental que se dedicaba a robar niños. ¿Tendría algún complejo de
Rumplestinski?
Las palabras que provenían del niño me dejaron tan atónito que tardé varios segundos en percibir que la escena había cambiado..Ya no me encontraba en el cuarto diabólico, sino que ahora estaba en una casa de aspecto antiguo.
Las palabras que provenían del niño me dejaron tan atónito que tardé varios segundos en percibir que la escena había cambiado..Ya no me encontraba en el cuarto diabólico, sino que ahora estaba en una casa de aspecto antiguo.
Habían escasos muebles y adornos, por lo que supuse que la casa debía de
ser pobre. Observé que delante de mí había una pareja sosteniendo un
bebé como si les fuera la vida en ello. Lo más probable es que así
fuera. De repente, la mujer empezó a llorar. El hombre le rodeó los
hombros con sus brazos, al observar el detalle, en señal de consuelo. Le
decía que no se preocupara, que él no dejaría que le pasara nada al
niño. Ella asintió con la cabeza sin parecer convencida del todo.
Repentinamente, la puerta y las ventanas se abrieron en un gesto
violento, dejando paso al huracán que había realizado esta acción. Poco a
poco, el viento se fue convirtiendo en una suave brisa que envolvió a
la pareja, y lentamente, al niño, quien sorprendentemente iba
desapareciendo, como si fuera un grano de arena de una playa afectada
por la brisa.
Yo no entendía nada de lo ocurrido;estaba de piedra. De nuevo, me vi
arrastrado fuera de esa habitación, mientras observaba a la desesperada
pareja, y volví a encontrarme en el cuarto de los niños.
Ahora, yo era el niño que había visto por última vez, aunque tardé lo
mío en sentirlo. Si ya es extraño convertirse en un muchacho moribundo, o
simplemente, en un niño, aún lo fue más descubrir que podía penetrar en
su mente y ver todas las atrocidades de las que había sido víctima. También pude entender quien era La Sombra: un ser sin cuerpo que produce una sensación terrorífica, como si se te congelaran las venas. No
tengo palabras para describir semejante sensación, era tan cruel pero a
la vez era tan increíble...
Una vez me acostumbré al cuerpo y a la mente, sentí una repentina calma que inundó mi cuerpo, consiguiendo que me tragara todo el papel que estaba ahora viviendo. Por ello, me agarré las rodillas y me mecí lentamente, como había hecho él, o yo, o...
De repente, una suave brisa acarició mi espalda, llegando a envolverme poco a poco, transformándose al momento en unas frías manos que se posaron en mis hombros mientras me decía junto al llanto de un recién nacido: Ya estoy aquí.
Una vez me acostumbré al cuerpo y a la mente, sentí una repentina calma que inundó mi cuerpo, consiguiendo que me tragara todo el papel que estaba ahora viviendo. Por ello, me agarré las rodillas y me mecí lentamente, como había hecho él, o yo, o...
De repente, una suave brisa acarició mi espalda, llegando a envolverme poco a poco, transformándose al momento en unas frías manos que se posaron en mis hombros mientras me decía junto al llanto de un recién nacido: Ya estoy aquí.
Me desperté.Sudaba a mares y el pulso me latía a mil por hora.¿Por qué había soñado algo tan extraño?-me pregunté. Al rato decidí quitarle importancia al estúpido sueño y me centré en vestirme para ir a trabajar.
Al salir de casa observé a varios de mis vecinos reunidos en la plaza de la ciudad: parecían alterados.
_¿Qué ha pasado?- pregunté. La única lo suficientemente amable y educada como para responderme fue Amelia, una encantadora Wonderlana con la que mantenía una gran amistad. Me miró con terror, dejando claro que intentaba narrarme los hechos pero que no le salían las palabras.
Al rato me dijo:
_ Los niños... Todos han sido raptados durante la noche. ¡No queda uno en toda la ciudad! ¿ Y si le llega a pasar algo a mi bebé?- preguntó frotándose el vientre. Sabía que se había quedado encinta hacía pocas semanas, por lo que no pude evitar apiadarme de esta maravillosa mujer. Sin embargo, no conseguía olvidar lo ocurrido ni entenderlo: ¿los niños han sido secuestrados la misma noche en que sueño semejante pesadilla?¡Qué irónico!
Preocupado le pregunté:
_¿Y se sabe qué ha pasado exactamente? ¿Quién los secuestró?
_No sabemos nada. Por el momento solo conocemos el apodo que el hijo de Héctor le ha puesto.
_¿Qué apodo?- pregunté temiéndome lo peor.
_Lo llama "La Sombra".
Me estremecí, obviando que el sueño había sido algún tipo de predicción o visión futura. Estaba claro que era el elegido para enfrentarme a aquel monstruo intocable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario