PRÓLOGO:
De tiempo en tiempo, la humanidad produce un genio y fue el de su época el gran Leonardo da Vinci, pintor, escultor, arquitecto, ingeniero e inventor.
Tanto renombre llegó a alcanzar en las mencionadas actividades, que a veces se olvida su calidad de narrador maravilloso. Pocos como Leonardo han cautivado a su auditorio con la elegancia de su palabra y la originalidad de sus cuentos.
Estas fábulas que ofrecemos deleitaron a oyentes como Ludovico Moro, duque de Millán ; Francisco I, rey de Francia y otros célebres personajes de aquel tiempo.
Cuento número 1- El ratón, la comadreja y la gata
“Cierta mañana quiso un ratón salir de su agujero
pero, como era precavido, antes de nada dirigió un vistazo por los
alrededores.
¡De buena había escapado, gracias a su previsión!
– ¡Caramba, la comadreja a dos pasos de aquí!. Esperaré a que se marche, no vaya a servirle de almuerzo.
De repente llegó la gata gris con aire goloso y sin
dar tiempo a la comadreja para escapar, saltó sobre su lomo, la apresó
con los dientes y empezó a devorarla.
– ¡Vaya…! Estoy de suerte -murmuró el incauto ratoncillo-. Ahora ya puedo tranquilamente ir a dar un paseíto.
Y avanzó tan alegre y descuidado, moviendo con énfasis la cola.
Pero su libertad apenas duró un instante, ya que el
pobre la perdió, juntamente con la vida, entre los dientes de la
insaciable gata gris”.
Moraleja: “No confíes en quien ataca a tu enemigo pues puede hacer lo mismo contigo”
Este consejo debería servirle a más de uno, pues por compartir el mismo odio no significa que seáis amigos.
Cuento número 2- El lobo que se hizo justicia
: “Una noche oscura y quieta, solitaria y
fría, el lobo salió del bosque atraído por cierto olorcillo delicioso.
Mientras caminaba con toda cautela, se dijo:
- ¡Diantre! Eso que percibo no puede ser sino aroma de rebaño. ¡Pues no sé yo nada de estas cosas!
Y
siguió adelante con sigiloso cuidado para no mover ni una brizna de
hierba, a fuerza de medir cada uno de sus pasos. Antes de posar sus
patas lo pensaba bastante, ya que el menor ruido podía despertar al
perrazo que cuidaba del rebaño.
A pesar de tanta precaución, ¡zas!, pisó
una tabla; esta se movió y más allá ladró el perro.
El lobo se vio en
la necesidad de alejarse. Por esta vez se había quedado sin
banquete.Entonces, severo consigo mismo, levantó una pata, la culpable
del desaguisado y se mordió hasta hacerse sangre”.
Moraleja: “El
lobo de la fábula nos enseña a ser severos con nosotros mismos para
corregir nuestros defectos y mejorar nuestras buenas cualidades”.
Un tanto cruel la fábula, pero muy sabia. Me identifico un poco con el lobo, aunque yo no me agredo para regañarme...
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Y hasta aquí las fábulas de hoy. Cada martes añadiré dos y las comentaré un poco, para así poder gozar entre todos de tanta sabiduría. ¡Nos leemos el jueves!
Que buenas fabulas!
ResponderEliminarMe han gustado mucho!
Un besito <3
PD: No conocia tu blog. Te sigo