Una vez me hube asegurado
de que no lo era arrojé las pruebas en el cajón de mi mesita de noche y volví a
saber nada de ellas hasta hoy, para publicarlas en esta carta o no carta y así poder serenarme. Por primera
y última vez en mi vida supe que se sentía cuando te destrozaban el corazón: nada,
pues acabas perdiéndolo. Te conviertes en un ser que pierde los sentimientos
más básicos porque teme sufrir de nuevo. Y esto
soy yo ahora; en esto me he convertido: En un zombie viviente que
respira sin su órgano más preciado.
He de confesar que no estoy
muy segura de lo que quiero hacer con esta “carta” o “no carta” , si abandonarla
a su suerte o si borrarla en un par de días ,lo
que sí tengo claro es que me
niego a seguir siendo responsable de ella, pues no quiero seguir torturándome
sin necesidad. Se supone que esto era un simple ejercicio terapéutico cuyo
objetivo era calmarme, y he de decir que al menos ahora me encuentro mucho
mejor, después de haberme sonsacado toda mi memoria, todo mi dolor. Supongo que
solo me queda seguir luchando, olvidarme de ella definitivamente, ignorar al
amor.
Después de todo esto he aprendido que la felicidad no existe, ni la
pasión, ni...ni el amor. Todos estos conceptos son falsas dañinas creadas por
el cerebro. No necesito a alguien para ser feliz, al fin al cabo, he llegado a
la conclusión de que soy mi mejor compañía. Supongo que en el fondo sí me ha
hecho un favor, me ha abierto los ojos. He aprendido que es muy fácil pecar
pero la caída no es eterna. Si no decídmelo a mí, que parece que ya lo he superado. Nunca más he vuelto a verla
ni pensaría hacerlo, después de todo, ¿Por qué querría hacerlo?
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario