viernes, 4 de diciembre de 2015

Un café, porfavor -capítulo 4



Una vez me hube asegurado de que no lo era arrojé las pruebas en el cajón de mi mesita de noche y volví a saber nada de ellas hasta hoy, para publicarlas en esta carta  o no carta y así poder serenarme. Por primera y última vez en mi vida supe que se sentía cuando te destrozaban el corazón: nada, pues acabas perdiéndolo. Te conviertes en un ser que pierde los sentimientos más básicos porque teme sufrir de nuevo. Y esto  soy yo ahora; en esto me he convertido: En un zombie viviente que respira sin su órgano más preciado.
He de confesar que no estoy muy segura de lo que quiero hacer con esta “carta” o “no carta” , si abandonarla a su suerte o si borrarla en un par de días ,lo  que sí tengo claro es que me  niego a seguir siendo responsable de ella, pues no quiero seguir torturándome sin necesidad. Se supone que esto era un simple ejercicio terapéutico cuyo objetivo era calmarme, y he de decir que al menos ahora me encuentro mucho mejor, después de haberme sonsacado toda mi memoria, todo mi dolor. Supongo que solo me queda seguir luchando, olvidarme de ella definitivamente, ignorar al amor.
Después de todo esto  he aprendido que la felicidad no existe, ni la pasión, ni...ni el amor. Todos estos conceptos son falsas dañinas creadas por el cerebro. No necesito a alguien para ser feliz, al fin al cabo, he llegado a la conclusión de que soy mi mejor compañía. Supongo que en el fondo sí me ha hecho un favor, me ha abierto los ojos. He aprendido que es muy fácil pecar pero la caída no es eterna. Si no decídmelo a mí, que parece que  ya lo he superado. Nunca más he vuelto a verla ni pensaría hacerlo, después de todo, ¿Por qué querría hacerlo?
 FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario