sábado, 11 de julio de 2015


Hoy he tenido que asistir a una misa y a una comida familiar. No me puedo quejar demasiado, ya que la comida estaba rica y en el fondo me lo he pasado estupendamente. Lo que sí me ha irritado, y es por esto que estoy escribiendo esta reseña, es la falsedad de la gente a la hora de ir a misa. Quiero decir que me estoy dando cuenta de que la mayoría de gente fiel a su Dios tiene de bondadoso lo que yo de creyente. Me irrita que piensen que con saberse las canciones de misa del derecho al revés ya crean que se han ganado su cielo. Pues no. Conozco gente maravillosa que nunca ha ido a misa y en cambio ayudan y protegen a los más pobres, sin montar ningún paripé católico.
También he estado observando que en estas reuniones jamás aparecen ciertos parientes y, que en cambio, son los primeros en aparecer cuando hay pasta de por medio. Estas urracas de las que os hablo también van a misa. ¿Por qué la gente es tan hipócrita? me pregunto. ¿Por qué les importa tanto guardar las apariencias? Me indigna pensar que comparto ADN con esta clase de  gente...

En fin, ¿Qué tal vuestro día?


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